sábado, 9 de agosto de 2014

Artículo no recomendable para mujeres inocentes.

       El único relato político que hubo aquí es el de Leonardo Nicolini, en donde el juez en lo Penal Luis Charles terminó decretando el archivo del caso Focoex, haciendo lugar así a la solicitud de clausura que en el mes de diciembre había presentado el fiscal Carlos García Altolaguirre, al no encontrar responsabilidades penales, en el polémico caso que involucró a ex jerarcas de la administración de gobierno del doctor Luis Alberto Lacalle.
       La única prueba que tenía era un documento, que la pericia caligráfica demostró que era falso. Pero, por si fuera poco, un individuo que como Senador gana un sueldo de varios miles de dólares, falsificó también, un carné de asistencia gratuito de salud pública, para no pagar una intervención quirúrgica.


Cómo leche, no es muy buena.

     Ya sabemos, ser del Frente Amplio otorga tanto impunidad verbal, como fiduciaria. Estamos hablando de la época en donde querían demostrarle a la gente que frenteamplista es otra manera de ser, otro tipo de persona y por ende, están más allá de las leyes.
       Resulta que ahora, el secretario de la Presidencia, que no es Calamuchita, sino Homero Guerrero, afirmó que la demanda que presentó el ex abogado de López Mena tiene "intencionalidad" contra el gobierno y es fruto de  una suerte de "connivencia política y comercial".
       Como siempre, estamos nuevamente, delante de lo que los psiquiatras llaman proyección paranoide, que consiste en acusar a los otros de lo que ellos mismos son y nunca asumir responsabilidad alguna, por los propios actos.
       El gobierno, durante tres días y tres noches, se llamó a un Profundo y Prolongado Silencio (PPS), y dejando las declaraciones evasivas, para no marcar bobera, dijo para sí; “No hay mejor defensa que un buen ataque”, y después de echar mucho humo en el rincón de las arañas, se descuelga diciendo muy suelto de cuerpo, que el escándalo de Pluna que lo involucra como responsable de presionar al empresario Juan Carlos López Mena, para que pagara el aval que el Banco República había entregado a Cosmo, es una “denuncia de tipo político”, como las que hacían ellos cuando eran oposición.
       El abogado Daniel Rocca, involucró al presidente José Mujica y a trece jerarcas de su gobierno (que solicita a la Justicia sean citados), en un ejercicio de presiones contra su ex empleador y demandado, para que asumiera el pago del aval por la friolera de  US$ 13,6 millones (trece millones seiscientos mil dólares de los Estados Unidos de Norteamérica).
       Parece que lo tenían como loco a López Mena en tensas y crispadas reuniones. El hombre iba y venía todo el tiempo, como leche hervida.
       Ahora les dio por  deslegitimar tanto al abogado demandante, -que ya es decir, porque en un estado de derecho ambas partes tienen la obligación de tener su propio abogado-,  como a su versión de los hechos, además de adjudicarle intenciones políticas.
       Esto demuestra el tipo de calaña que tenemos por delante.
       El esclarecido Secretario de la Presidencia de la República, Homero Guerrero, ahora dice que: "Esto es una demanda civil de quien fuera abogado de López Mena. Demanda civil por cobro de honorarios impagos de la que surge claramente, la he leído, que más que apuntar a demostrar el trabajo de quien fuera profesional de López Mena, lo que se hace es un relato político. Esto es una demanda civil armada con intenciones políticas, no tengo dudas", disparó Guerrero en entrevista con Subrayado.
       Para decir tamaña cosa hay que tener pruebas fundadas de modo de poder demostrar el delito de difamación, pero como son del Frente Amplio y porque ellos lo dicen, la gente se lo cree, se descuelga de esta manera y afirma: "No sé quién la armó", y sin decir agua va agua viene considera "obvio" que hay "connivencias tanto de sectores políticos como comerciales", sin identificarlos ni profundizar en la acusación.
       Lo de obvio suele ser una muletilla que usan los que están de vivos. Cada cosa que le hacen ver, cuando no tiene argumentos, dice obvio.
       A ellos les gusta invertir la carga de la prueba y hacernos creer que todo blanco y colorado son culpables, hasta que se demuestre lo contrario y ahora que tienen que demostrar que son inocentes, apelan torpemente a la denuncia al voleó, sin darse cuenta que con eso, en el Uruguay y no en la Cuba del Poder Popular, agravan su situación ante la Suprema Corte de Justicia.
       Dice Guerrero que  “López Mena es una persona grande. Me he reunido con él y no es una persona a la que se le puede presionar”, cuando todos sabemos que ese es un juicio de valor subjetivo y no un hecho comprobable. Es como si yo dijera que no le fui infiel a mi querida, porque la muchacha con la que salía, es muy frígida y recatada.
       No satisfecho con eso, se manda esta, que no tiene desperdicio: "He tenido muchas reuniones, incluso políticos de la oposición me pidieron que me reuniera con abogados, con empresarios, lo hemos hecho y es algo transparente. Efectivamente, yo, el presidente (Mujica) y algunos jerarcas nos reunimos con López Mena y sus abogados. Hubo conversaciones con López Mena en el entendido de que era uno de los posibles candidatos más seguros a quedarse con los aviones. Pero fueron conversaciones, incluso promovidas por López Mena, pero no se puede decir que son presiones". Es como si un marido le dijera a la mujer que llegó a la casa a las 5 de la mañana, “por razones de mejor servicio a la empresa”. Aunque fuera cierto, no es creíble, porque el argumento, es demasiado interesado, para ser confiable. Y todo se agrava aún más, si la buena mujer en su credulidad le pregunta al esposo que era lo que hacía y él contesta; “es poco ético revelar el contenido de esas reuniones. Son secretos empresariales”.
       No hubo infidelidad, le dice el buen señor a su querida, “pero el contenido de las reuniones yo no lo puedo revelar, está mal hacerlo”.

       Quiero creer que existen frenteamplistas, que cuando le son infieles a su mujer, lo hacen un jueves en la tarde, que es cuando los hoteles están casi vacíos.


Obvió