Es muy difícil en política encontrar a
alguien que nunca asume responsabilidad de sus actos.
En la campaña del 89’, cuando Vázquez
gana la Intendencia, nos prometió que iba a hacer magia en Montevideo. Tomó una
Intendencia con superávit y después de aumentar los tributos municipales, la
dejó dando pérdida.
Si después de 25 años de gobierno
frentista en Montevideo y de 10 añitos de gobierno en el Uruguay, la culpa la
tienen otros, debe ser porque los primeros 40 años son duros.
Vázquez es el único responsable del
nivel de desquicio bajo el cual hoy vivimos en Montevideo.
Todo lo de él es una proyección psicológica
y así hay que interpretarlo. Cuando ataca a Luis, se está atacando a sí mismo.
Cuando se burla de Larrañaga, se está burlando del y cuando la emprende
contra enemigos de paja –el neoliberalismo y tontería-, está atacando a la
fuerza política que desde hace 25 años viene destruyendo Montevideo y que
durante 10 años hipotecó al país.
No tiene misterio este individuo. Es muy
fácil refutarle todo lo que dice.
Es un hombre que le gusta dar la lata
cuando habla y como dicen en campaña “sacarse el lazo con las patas”.
Mala tos le siento al gato.
La oportunidad perdida
Mentime que me gusta
Después de 25 años de destrucción sistemática de Montevideo, que antes era La Coqueta y de 10 años de desgobierno, improvisación, inoperancia y desprecio al contribuyente, es tan alentador descubrir que no tienen la varita mágica, como temerario seguir avanzando con gente así.
Los que le prometieron y no cumplieron, perdieron la oportunidad.
¡Delo por desecho! ¡Arrójelo al contenedor!
Quiero seguir creyendo que dió no e' chiste y por eso me pongo a escuchar a Gardel.