Si
analizamos un poco la realidad política uruguaya actual, pero lo hacemos desde
el punto de vista social, lo que se llama sociología cultural y observamos
concretamente, el tema de la juventud de hoy, podemos extraer algunas
conclusiones reveladoras.
Joven
se es hasta los 26 años, por ende, quienes tienen menos de dicha edad son los
nacidos después del año 1989. No analicemos exclusivamente el tema del nuevo
votante, el de los nacidos en el año 1996, sino el de la juventud en su
conjunto, como totalidad. De esta forma, podemos colegir que jóvenes son quienes vinieron al mundo entre el año 89’ y el 96’.
Entre
estas dos fechas -1989 y 1996-, mucha agua corrió bajo los puentes. Ganó
Lacalle las elecciones nacionales y junto a él, por primera vez en la
historia triunfa el Partido Nacional, puesto que en el 59’ la victoria nacionalista era
en el sistema colegiado, en un esquema de 3 y 2; Vázquez gana la Intendencia
Municipal de Montevideo; cae el sistema comunista mundial; a nivel mundial las
corporaciones entraron en una ola de fusiones; en la región se deja atrás los
acuerdos bilaterales que existían con Argentina –el CAUCE-, y con Brasil –el PEC-
y fue absorbido todo en el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), planteado, en ese
entonces, como Unión Aduanera y, no como otra cosa.
Fue
caer el comunismo y, como no tenían de donde agarrarse, el Parque Jurásico
uruguayo se pone a leer a la izquierda norteamericana. Parecían un ala del
Partido Demócrata o el SWP del trotkismo
americano; gente que se la da completa y después sale a ponderar por planes de
asistencia social a expensas de los contribuyentes; deben creen que el dinero fluye
como un maná del cielo. Lo único que saben hacer es pedir por más impuestos, no
tienen otra herramienta operativa para proceder.
Ningún
joven puede tener noción de esto, más que por lo que le cuentan sus padres o
familiares en ese esquema de familia actual en donde los abuelos hicieron de
padre.
El
joven que nació en este período de desconcierto ideológico de la izquierda y no
de una supuesta contra ofensiva neo liberal, como querían hacer creer, si alguna
memoria de aquello puede tener, debe ser la de oír decir a sus padres, “no va la cosha”.
El
hecho de que Vázquez haya tomado una Intendencia como la de Montevideo con
superávit y la deje, después de haber aumentado los impuestos municipales, con
pérdida, que haya privatizado más de 60 servicios, sin un criterio de retiro
incentivado, que entraba y salía a los portazos cada vez que algo lo
contrariaba, de eso, no tiene la más mínima noción. Que esa es la causa por la
cual Montevideo es la ciudad más sucia y más cara del país, no puede al joven
actual, pasársele por el entendimiento.
Pongamos
el caso imaginario de un joven que hoy tiene 23 años.
En
el 97’ estaba en la escuela, por ende, del desaguisado enorme que hizo Arana en
la Intendencia, no tiene la más mínima noción, de un Seregni decrépito y
despreciado por el mismo Frente Amplio, tampoco.
En
el 2003 salía de la escuela y entraba en el liceo en el momento justamente, en
que el Uruguay comenzaba, gracias a Jorge Batlle, la recuperación económica que
todo ajuste monetario trae aparejado en el sector exportador. Del rol que jugó Anne
Osborn Krueger defendiendo al Uruguay en el Fondo Monetario Internacional y,
posibilitando esa refinanciación benigna de un 5 por ciento, que tanto molesta
ahora a los argentinos, no tiene ni la pálida noción.
Cuando
estaba en segundo año de liceo, Vázquez había ganado las elecciones y como por
arte de magia, los chiquilines dejaron de hacer política barata por cualquier
cosa y todo el tiempo, como era hasta entonces.
Pongamos
que es de familia frentista; que Danilo Astori dijo en Estados Unidos, cuando
le preguntaron qué política económica iba a llevar a cabo, que iba a ser la
misma de los partidos fundacionales y, cuando le dijeron si no temía por las
consecuencias sociales, contesta: “No, porque a nosotros nos la van a aceptar”;
de eso no puede estar al tanto; qué la única condición que pidieron fue poner
el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), y después salieron a
decir: “son órdenes”; eso no lo puede saber.
Si
los padres son del Frente Amplio, puede que entienda mucho del delegado del
delegado del delegado del secretario general adjunto en la coordinadora y si
está hoy en la Universidad, es probable que sepa en pila también, de Antonio
Gramsci y el rol de los intelectuales en un proceso revolucionario. Puede que
le tenga un gran cariño a Chávez, aunque Venezuela pase a formar parte de un
quinto mundo.
En
el 2009 los votó, pero ya no era de aquella camada de los nacidos entre
mediados y fines de los 70’, que en el 99’ patoteaban a todo el mundo; o bien era
un vulgar y silvestre delincuente o producto de lo que ellos llaman manija pa’ la colada.
El
tabarecismo del comando robolucionario,
que tenía una frase hecha para cualquier cosa y contestaba en clave de FA y versos de Zitarrosa, o
desapareció con la devaluación de agosto de 2002 u hoy tiene lo menos, 35 años.
No se ve que la gente de esa edad ande queriendo mover las raíces de los
árboles y pidiéndoles a los demás que cambien.
Si
hoy los vota, y al parecer no son tantos, de política no va a opinar. Lo único
que puede decirle a los vecinos es cosas del tipo: ¡Qué linda la marihuana, por
favor no fume tabaco! ¡Señora, si tiene
un hijo no deseado, aborte! ¡No sea sexista, señor, deje que un homosexual
cuide a sus hijos! ¡Combata la pobreza, no le dirija la palabra a un hombre de
corbata! ¡Necesito irme de casa y como el sueldo no me alcanza, quiero que me
regalen el alquiler! ¡Preciso un empleo público, vecina, vote por el Frente
Amplio que vamos a ser todos funcionarios estatales!
De
esa cabeza, no puede salir otra cosa.
El
tema está en que los jóvenes de hoy no están ni
ahí.
No
es nada improbable que estemos delante, como lo demuestran las elecciones
internas que hemos vivido, de un fraude electoral a la venezolana. Es crucial
que la Corte Electoral vuelva al sistema de conteo manual.