martes, 1 de julio de 2014

Estamos delante de un posible fraude electoral

       Si analizamos un poco la realidad política uruguaya actual, pero lo hacemos desde el punto de vista social, lo que se llama sociología cultural y observamos concretamente, el tema de la juventud de hoy, podemos extraer algunas conclusiones reveladoras.
       Joven se es hasta los 26 años, por ende, quienes tienen menos de dicha edad son los nacidos después del año 1989. No analicemos exclusivamente el tema del nuevo votante, el de los nacidos en el año 1996, sino el de la juventud en su conjunto, como totalidad. De esta forma, podemos colegir que jóvenes son quienes vinieron al mundo entre el año 89’ y el 96’.
       Entre estas dos fechas -1989 y 1996-, mucha agua corrió bajo los puentes. Ganó Lacalle las elecciones nacionales y junto a él, por primera vez en la historia triunfa el Partido Nacional, puesto que en el 59’ la victoria nacionalista era en el sistema colegiado, en un esquema de 3 y 2; Vázquez gana la Intendencia Municipal de Montevideo; cae el sistema comunista mundial; a nivel mundial las corporaciones entraron en una ola de fusiones; en la región se deja atrás los acuerdos bilaterales que existían con Argentina –el CAUCE-, y con Brasil –el PEC- y fue absorbido todo en el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), planteado, en ese entonces, como Unión Aduanera y, no como otra cosa.
       Fue caer el comunismo y, como no tenían de donde agarrarse, el Parque Jurásico uruguayo se pone a leer a la izquierda norteamericana. Parecían un ala del Partido  Demócrata o el SWP del trotkismo americano; gente que se la da completa y después sale a ponderar por planes de asistencia social a expensas de los contribuyentes; deben creen que el dinero fluye como un maná del cielo. Lo único que saben hacer es pedir por más impuestos, no tienen otra herramienta operativa para proceder.
       Ningún joven puede tener noción de esto, más que por lo que le cuentan sus padres o familiares en ese esquema de familia actual en donde los abuelos hicieron de padre.
       El joven que nació en este período de desconcierto ideológico de la izquierda y no de una supuesta contra ofensiva neo liberal, como querían hacer creer, si alguna memoria de aquello puede tener, debe ser la de oír decir a sus padres, “no va la cosha”.
       El hecho de que Vázquez haya tomado una Intendencia como la de Montevideo con superávit y la deje, después de haber aumentado los impuestos municipales, con pérdida, que haya privatizado más de 60 servicios, sin un criterio de retiro incentivado, que entraba y salía a los portazos cada vez que algo lo contrariaba, de eso, no tiene la más mínima noción. Que esa es la causa por la cual Montevideo es la ciudad más sucia y más cara del país, no puede al joven actual, pasársele por el entendimiento.
       Pongamos el caso imaginario de un joven que hoy tiene 23 años.
       En el 97’ estaba en la escuela, por ende, del desaguisado enorme que hizo Arana en la Intendencia, no tiene la más mínima noción, de un Seregni decrépito y despreciado por el mismo Frente Amplio, tampoco.
       En el 2003 salía de la escuela y entraba en el liceo en el momento justamente, en que el Uruguay comenzaba, gracias a Jorge Batlle, la recuperación económica que todo ajuste monetario trae aparejado en el sector exportador. Del rol que jugó Anne Osborn Krueger defendiendo al Uruguay en el Fondo Monetario Internacional y, posibilitando esa refinanciación benigna de un 5 por ciento, que tanto molesta ahora a los argentinos, no tiene ni la pálida noción.
       Cuando estaba en segundo año de liceo, Vázquez había ganado las elecciones y como por arte de magia, los chiquilines dejaron de hacer política barata por cualquier cosa y todo el tiempo, como era hasta entonces.
       Pongamos que es de familia frentista; que Danilo Astori dijo en Estados Unidos, cuando le preguntaron qué política económica iba a llevar a cabo, que iba a ser la misma de los partidos fundacionales y, cuando le dijeron si no temía por las consecuencias sociales, contesta: “No, porque a nosotros nos la van a aceptar”; de eso no puede estar al tanto; qué la única condición que pidieron fue poner el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), y después salieron a decir: “son órdenes”; eso no lo puede saber.
       Si los padres son del Frente Amplio, puede que entienda mucho del delegado del delegado del delegado del secretario general adjunto en la coordinadora y si está hoy en la Universidad, es probable que sepa en pila también, de Antonio Gramsci y el rol de los intelectuales en un proceso revolucionario. Puede que le tenga un gran cariño a Chávez, aunque Venezuela pase a formar parte de un quinto mundo.
       En el 2009 los votó, pero ya no era de aquella camada de los nacidos entre mediados y fines de los 70’, que en el 99’ patoteaban a todo el mundo; o bien era un vulgar y silvestre delincuente o producto de lo que ellos llaman manija pa’ la colada.
       El tabarecismo del comando robolucionario, que tenía una frase hecha para cualquier cosa y contestaba en clave de FA y versos de Zitarrosa, o desapareció con la devaluación de agosto de 2002 u hoy tiene lo menos, 35 años. No se ve que la gente de esa edad ande queriendo mover las raíces de los árboles y pidiéndoles a los demás que cambien.
       Si hoy los vota, y al parecer no son tantos, de política no va a opinar. Lo único que puede decirle a los vecinos es cosas del tipo: ¡Qué linda la marihuana, por favor no fume tabaco!  ¡Señora, si tiene un hijo no deseado, aborte! ¡No sea sexista, señor, deje que un homosexual cuide a sus hijos! ¡Combata la pobreza, no le dirija la palabra a un hombre de corbata! ¡Necesito irme de casa y como el sueldo no me alcanza, quiero que me regalen el alquiler! ¡Preciso un empleo público, vecina, vote por el Frente Amplio que vamos a ser todos funcionarios estatales!
       De esa cabeza, no puede salir otra cosa.
       El tema está en que los jóvenes de hoy no están ni ahí.
       No es nada improbable que estemos delante, como lo demuestran las elecciones internas que hemos vivido, de un fraude electoral a la venezolana. Es crucial que la Corte Electoral vuelva al sistema de conteo manual.