lunes, 28 de julio de 2014

El modelo de país que se nos viene

        Hoy en Venezuela se vive un gran caos económico, se recrudecen las restricciones sobre la divisa y la sociedad se va sumiendo en un proceso de degradación muy similar al de Cuba, como recientemente pudieron apreciar Tabaré Vazquez y Raúl Sendic cuando viajaron, no se sabe bien a hacer qué cosa.
        La mecánica para destruir una sociedad es infalible. Mientras en economía cuesta mucho esfuerzo conceptual dar con fórmulas que cuajen, lo de Cuba y Venezuela es matemáticamente, lo que no hay que hacer. Pese a eso, todos hemos visto la solidaridad del Pit-Cnt con el gobierno de Maduro en el preciso instante que reprimía a la juventud, la necesidad enorme que tenía Tabaré Vázquez de fotografiarse con Fidel Castro y el viajecito que hizo Raúl Sendic a Cuba, no bien lo nombraron Vicepresidente.
        Lo de Sendic es comprensible, porque estudió, se formó, se adiestró en Cuba y por ende, es natural que así sea. Como dice un refrán; La cabra al monte tira.
        Como en el Uruguay la gente no lee la prensa y solamente “la gilada” es la que compra el diario y consume información variada, pueden pactar quien sabe qué cosa en Cuba –la metrópoli-, y venir acá a decir cualquier ingeniosidad. A algo fueron a Cuba, porque como bien sabemos todos, ningún almuerzo es gratis.
        En Venezuela pese al enorme desquicio con el que se fue destruyendo la economía existió durante todo este período una cosa de la que nadie dice nada; Empresas estadounidenses y de otros países prosperaron durante años y se beneficiaron con la política de Chávez, porque ofreció una competencia limitada, consumidores hambrientos de marcas, y cercanos vínculos comerciales con Estados Unidos, lo que le posibilitó al elenco chavista comprar mansiones en Miami y blanquear nacientes fortunas petroleras.
        Junto a esto, el dólar estuvo planchado durante todo el período de Chávez y eso hizo que se sobrevaluara notoriamente el valor de lo que vendían. Estas pocas empresas con un mercado cautivo repatriaron fortunas a la casa matriz.
        Venezuela además, fue siempre y sigue siendo aún hoy, un puntual proveedor de petróleo a Estados Unidos.
        El único que salió perdiendo de todo esto, es el pequeño y mediano productor, la clase media que tuvo que irse en masa y el comercio minorista.
        La burguesía nacional y la clase obrera –“el proletariado amariconado de la ciudad”, como le decía Ernesto Guevara Linch‑, tuvieron que disparar en bloque de un país, en donde se volvió irrentable producir un alfiler con el dólar planchado.
        Cualquier similitud con el Uruguay es pura coincidencia.
        Contumacia quiere decir, reiteración en el error. Cuando se sabe a ciencia cierta que algo es pernicioso y se sigue insistiendo, estamos en presencia de un delito en contumacia.
        Hasta ahora uno lo vivió como un conflicto de visiones, de ideologías, de idealidades, pero ahora, cuando ya no hay dos opiniones ¿Por qué esa obsecuencia de Vázquez y Sendic a Cuba?
        Cuando se les recrimina esto, ellos se ríen o dicen cosas tales como: “Comunismo cayó, ahora podemos”. ¿Podemos que? ¿Inventarlo de nuevo? La “gilada” no entiende bien, le falta ideología, libro gordo del Petete,  porque si algo confirma Venezuela, es que no hay tal socialismo del siglo XXI, lo que si existe es una sociedad que perdió el siglo XXI.
        Tiene que haber algo más que uno no entiende, para tanta obsecuencia, genuflexión y servilismo a Cuba, con el argumento de que está bloqueada y a Venezuela, en donde no tienen ninguna excusa para agarrárselas con nadie.
        "Solía ser un ambiente muy lucrativo para ellos, -ciertas empresas norteamericanas‑, pero creo que estamos chocando contra la pared", dijo Carlos Tejera, el gerente general de la Cámara de Comercio Venezuela-Estados Unidos. "Todas las indicaciones son que estas multinacionales van a tener que estudiar con verdadera frialdad y dureza lo que está ocurriendo aquí y tienen que tomar una decisión, porque esto es insostenible".
        Con una inflación del 60% anual y el dólar planchado, la ganancia de estas empresas que trabajaban con un mercado cautivo, fue descomunal. Por ejemplo, Femsa, la mayor embotelladora de Coca-Cola en América Latina el año pasado, registró ingresos en Venezuela por 2.400 millones de dólares, ligeramente más que en Brasil, país mucho más grande. Sin embargo, los volúmenes de ventas, que reflejan el número de botellas, fueron dos a tres veces mayores en Brasil, que en Venezuela.
        Con el dólar sobrevaluado a niveles de una gran distorsión, el tipo de contabilidad llenaba los libros de muchas empresa con "utilidades fantasma", que les permitía a los directivos desviar fondos y mostrar excelentes resultados reales.
        El gobierno primero devalúa de 4,3 a 6,3, bolívares por dólar, después crea tres tipos de cambio. 1) El dólar a 6,3 enfocado principalmente, a la importación de bienes esenciales como alimento y medicina. 2) La tasa intermedia de 10,5 bolívares contra el dólar, disponible para empresas invitadas a participar en subastas del gobierno. 3) A 50 bolívares, con el propósito de estar abierto para todas las empresas e individuos, aunque de acceso restringido.
        Está faltando aquel hermoso momento, cuando en Cuba, Fidel Castro prohibió tener dólares, “porque es la moneda del enemigo y no nos dábamos cuenta”.
        Si a esto se le agrega que el gobierno prohibió que las empresas repatrien sus capitales durante los últimos cinco años, ahora si se les complica, porque con el dólar devaluado y ausente de las arcas del estado, esa gran riqueza en bolívares, significa muy poco cada día que pasa y la moneda sigue cayendo.
        A su vez, los controles de la divisa les impiden a estas empresas, importar bienes, servicios, refacciones u otros materiales. El gobierno a su vez no les paga lo prometido por importaciones compradas a crédito a proveedores, y en muchos casos los proveedores ahora se niegan a embarcar más bienes a Venezuela hasta que reciban su pago. Ahora, por fin hay escasez de productos y en pleno desabastecimiento se puede construir no el socialismo del siglo XXI, sino el socialismo del siglo XX en el siglo XXI y pagar en especies o vivir de la rapiña.
        Los funcionarios de Economía en Venezuela, dicen que quieren avanzar hacia un tipo de cambio unificado; probablemente pongan el dólar a 100 y solamente puedan venderlo los turistas.
        Son etapas en la construcción de una sociedad de pobres como la que tanto quiere Vázquez y Sendic.