Mientras Astori no entiende que quieren decir los otros con eso de
“girar a la izquierda”, porque son naturalmente dice, una fuerza de izquierda,
el Frente Amplio se debate en una lucha de perfiles políticos tratando de
llenar diversos espacios. Estos expertos en espacio político como ven que
sobran butacas a la ultra izquierda y a su vez temen que los desencantados
terminen no votándolos o votando cualquier otra cosa, tienen necesidad de
aparecer como de izquierda, como si, esa palabra, que nada significa en
política, fuera una suerte de alfombra voladora que puede sacarlos del pantano
en que cayeron con el tema de las inconstitucionalidades, PLUNA, las
repeticiones en la educación, la corrupción policial y demás.
Creen que con decir “esto es más izquierda que aquello”, quedan eximidos
de rendir cuentas de las gestiones nacionales y municipales que han tenido.
Porque son jerarcas públicos y gobiernan usando los dineros ajenos están
obligados a rendir cuentas de sus actos, a responder por las cosas que hacen, a
mostrar los resultados de su gestión en forma transparente, esto es, que se
pueda verificar la información que brindan. Si en cambio tienen que intervenir
los jueces para poder acceder a la documentación pública a la que el
contribuyente tiene derecho, quiere decir que muchas cosas andan mal en el
Uruguay. No contentos con eso pretenden clasificar la información que el Estado
recaba como reservada, y hacer del secretismo y la discrecionalidad el motivo
para que no se sepa aquello que no les conviene. Es un miedo visceral a la
verdad, propio de los que tienen algo mucho más profundo que encubrir y se oponen
a toda transparencia.
Estamos pagando por una gestión que se niega a
rendir cuentas de lo que hace.
Si
eso ocurre en el tema educación en donde lo adecuado ante una dificultad es
buscar las formas técnicas y pedagógicas de resolverla ¡Qué no está ocurriendo
en economía en donde el gobierno por todos lados quiere hacernos creer que
estamos en el mejor de los mundos posibles y termina reconociendo que para
bajar la inflación tiene que ir a un ajuste fiscal durísimo y eso después de la
enorme presión impositiva que hemos vivido en tiempos de bonanza!
Si
con toda la voracidad fiscal con que se castiga al contribuyente, el gobierno
no puede frenar la inflación que amenaza con trepar a dos dígitos. ¿Van a hacer
un ajuste fiscal encima del agobio impositivo en que hoy vivimos? ¿Qué hicieron
con la bonanza económica que se vivió durante estos años?
El
Frente Amplio cree que con Daniel Olesker descubrió el camino uruguayo a la
revolución socialista y cada vez que no quiere rendir cuentas, ni por lo de PLUNA,
la educación o fragantes inconstitucionalidades, lo usa como punta de lanza,
tratando de asustar a los contribuyentes. Como diciendo a lo Cristina Kirchner:
“Vamos por todo”, para terminar haciéndole una guiñada a Astori y decir “Vamos
por más”.
Cualquiera
piensa que están hablando para la hinchada, pero cuando uno ve que desde el
Ministerio de Economía se nos dice que para bajar la inflación van a tener que
aumentar la carga tributaria, y cuando a su vez uno constata que el
autodenominado sector neo desarrollista en lo único que está pensando es en
poner más impuestos, como lo demuestran los post que he publicado en su
momento, hay razones fundadas para pensar que el próximo gobierno del Frente
Amplio desde el neo desarrollismo -verdadero aparato por fuera del Frente, al mejor estilo Vázquez-, hasta Constanza Moreira que lo dijo abiertamente, pasando por
Olesker en su versión más animalezca y primitiva, como el ya comentado en otro
post, documento del Partido Comunista, la va a emprender nuevamente contra la clase
media, porque a los que más tienen, esto es, a quienes están ligados a la
inversión extranjera, sabemos muy bien que no les van a tocar absolutamente
nada.
Al
mejor estilo castrista-guevarista Olesker quiere inventar la realidad
–producción incluyente y cosas así- y fabricar los sectores de la economía que
no existen, liquidando a los que si ya están interviniendo. No la emprende
contra el monocultivo como los cubanos de la primera fase de la revolución,
sino contra la primarización. No logró entender que si el Uruguay no genera más
valor agregado es porque toda la política impositiva que él defiende castiga a
quien más trabaja, a quien más empleo genera.
Defender la producción “incluyente” y estar contra la rentabilidad
económica son las cosas típicas de los cubanos. Las empresas auto gestionadas
son todas inviables. Es un sueño de socialismo utópico que el valor de la
fuerza de trabajo pase a quien genera ese valor, como si no existiera un
mercado laboral y el mercado de trabajo no estuviera también expuesto a la
oferta y la demanda y peor que eso, como si el mercado laboral no fuera la base
del mercado de bienes y servicios. Solo bajo esta ignorancia de lo que es el
funcionamiento de las cosas se concibe que alguien pueda decir muy suelto de
cuerpo “que es necesario incrementar los niveles salariales por encima de la
productividad media de la economía y particularmente de la productividad media
de cada rama de producción y comercio”, cuando sabe perfectamente, como buen marxista que es, que no existe salario digno, existe salario enajenado y capital. Comerle la plusvalía al empleador hasta
volver irrentable cada unidad económica, esa es la consigna para una hinchada
que no le pueden prometer una revolución, que no les pide cuenta del manejo
fiduciario que han tenido con los dineros del contribuyente, pero si la
“profundización” en algunos puntos, para seguir diciendo que son “de
izquierda”.
Lo de
Olsesker es la base de lo que fue el Congreso del Frente Amplio y demuestra que
todo el Frente en pleno está en una segunda fase del despropósito que vino con
Vázquez a partir de 2005.
Son
las dos caras del Frente Amplio, el neo desarrollismo trasnochado y fuera de
época que esconde el cuchillazo impositivo debajo del poncho y lo de Olesker,
lo de Venezuela y Cuba, los que se enfrentan internamente por la imagen táctica
que le dan al resto de la ciudadanía. Mientras el sector de Astori quiere
disfrazar un impuestazo, los demás se sacan la careta y al estilo tupamaro de
responder contestan “sí, ¡y qué, y qué, y qué!”.
En
un contexto en donde Vázquez tiene necesidad política de ponerse a la izquierda
–fotografiarse con Fidel Castro, largar perdigonadas contra los ricos y cosas
así- para neutralizar en la interna a Constanza Moreira, el discurso de Olesker
es funcional al Congreso del Frente: En el Uruguay pagan más quienes más
trabajan y ante la desaceleración de la economía que se avecina, están pensando
en transferir la crisis a los mismos que castigaron en la bonanza.
El
Frente Amplio gira a la izquierda feudal, aquella que en el Medioevo veía con
malos ojos al “mercachifle”, creía en “el precio justo” porque ignoraba la ley
de la oferta y la demanda y condenaba a los comerciantes al ostracismo social,
no bien se aproxima las elecciones internas, dando por hecho que después llegará la hora de girar al centro y dirigirse a doña María, doña Juana y don José, al estilo socialista clásico para purgar tendencias molestas, y obran así, porque no saben hacer otra cosa, es gente que si
le sacan la retórica castrista‑chavista no tiene otra vestimenta intelectual y como por
ahora no hay condiciones mínimas para una cosa así en el Uruguay, profundiza su modelo feudal haciendo del
ciudadano un súbdito y exigiéndole más óbolos para el monarca ¿Hay que
agradecerle a Vázquez que “en esta instancia” no se chavice y los está
tranquilizando? ¿Van a liquidar la producción al estilo de Maduro en Venezuela,
hasta terminar comiendo con tarjeta de racionamiento como indican los dogmas
del gobierno cubano? ¿Van a seguir usando a los pobres como pantalla para
vaciar al estilo de lo que hicieron en P.L.U.N.A los diversos entes
recaudadores del Estado? Ya convirtieron el Uruguay en una Provincia fiscal
argentina y vamos camino, como en el siglo XIX a tener un puerto propio, porque
Brasil puede usarlo sin pagar nada.
Valenti protesta con justa razón, pero no por
las razones que esgrime, sino porque el Congreso desnuda las intensiones del
próximo gobierno, le pincha el globo a la retórica astorista y pone de
manifiesto hasta la evidencia lo que aquí vengo diciendo: en lo único que están
pensando es en ponerle la mano en el bolsillo a los trabajadores para mantener
una clientela política a la que no se le exige contraprestación alguna, y que
es la barra brava que cuando le dicen algo adverso al Frente Amplio, se
arremanga para pelear al mejor estilo de la masa peronista prostituida por los
Planes Trabajar.
Estaban desesperados por dar señales que indicaran que no hay dos
bloques dentro del Frente, sino tres y como las butacas a la ultra izquierda
estaban vacías, con Olesker querían empezar a llenarlas. El Congreso lo que
vino a hacer es a dejar vacías las butacas astoristas. Más que eso, les quitó
la careta, les pinchó el globo y les obliga a decir y reconocer justamente, lo
que querían omitir durante la campaña.
Mónica Xavier se da cuenta que el gobierno
ahora queda encorsetado, porque no le van a pedir a Vázquez algo extemporáneo,
le van a exigir simplemente que se ajuste al programa de la coalición. Vázquez
va a hacer lo que quiere y busca presentarse como impredecible, cuando en
realidad lo que el Congreso hizo fue desnudar la política que se viene con la
factibilidad de un triunfo frentista. Vázquez está en eso, solo que se da
cuenta que no es inteligente, ni estratégico demostrarlo abiertamente después
de haber sido él, el padre de la criatura impositiva que hoy sufrimos.
El que habla claro es Lescano: a eso va, dice “con
la audacia de seguir avanzando”, pero no quiere “dar el paso en falso” de
marcar bobera, durante la campaña electoral, deschavando la medicina de caballo en economía que tienen
pensado aplicar, no bien Brasil vaya a un ajuste monetario. Es lo de siempre, gobernar con la paloma
y la serpiente.