viernes, 15 de noviembre de 2013

La contra ofensiva del partido socialista uruguayo.

       Una cosa que a mi desde hace mucho tiempo me ha venido llamando la atención y que ya he comentado en este blogger, es la manera de auto identificarse ideológicamente que se ha venido dando en el Uruguay desde comienzos del siglo XX.
       Desde el batllismo del 900’ cantando la Marsellesa en los clubes políticos partidarios y diciendo, muy sueltos de cuerpos, que “para cada hombre libre existen dos patrias, la suya y Francia”, hasta llegar incluso al hecho de vivir el asesinato del “Gran Jaúres” en Francia, como si hubiera ocurrido en nuestro país, -el Uruguay para el batllismo primigenio era un afluente más del Sena-  pasando por la mecánica neo batllista según la cual el único progresista es el industrial, no importa si esas industrias son viables o no, hasta llegar a esta izquierda que hizo de la Revolución Rusa una continuación de la Revolución Francesa y de la cubana una síntesis, al parecer perfecta, en el Uruguay se da un hecho. El hombre de izquierda, todos los viernes, matemáticamente da clases, como un maestrito rural, explicando minuciosamente qué es ser izquierdista y qué no es serlo. “Izquierdista es, dos puntos” y empieza una verborrea mejor pensada, que aquella de antes: “revolucionario es, dos puntos” al estilo leninista, según el cual el único marxista auténtico era él y todos los demás “reformistas”.
       No dicen como antes “la burguesía, la oligarquía, la rosca”, ahora engloban en “la derecha” la misma tipificación y caracterización de otrora.
       Era Ortega y Gasset quien sostenía que “izquierda y derecha son dos maneras de ponerle un rótulo a la estupidez humana”, pero no sería ese el tema que me ocupa.
       Cuando a mi me preguntan que entiendo por “izquierda” digo: “Entiendo por izquierda eso que el taxi metrista, el mozo de bar, el canillita, doña Juana, don José y doña María,  consideran que es  izquierda.”. No importa si es izquierda o falsa izquierda, lo que interesa es lo que ellos así, visualizan como tal.
       El partido socialista es un partido subversivo y liberticida y hasta que no se sacaron a Emilio Frugoni de encima, no estuvieron tranquilos. Son la “escuelita” del crimen, por donde pasó todo: partido comunista, tupamaros y tendencias sin importancia que existen en esa sopa de siglas que es el Frente Amplio.
       A nivel internacional es una caja de sorpresas, puede salir de allí un Miterrand o un Allende, un Mussolini o un Felipe González.
       Siempre están más allá del bien y del mal. Nunca son responsables de nada. La crisis del socialismo real, al parecer no les dijo nada, porque como las cosas no se hicieron como quería Rosa Luxemburgo, entonces todo aquello fracasó. Si esta buenísima mujer hubiera tenido éxito, todo hubiera salido a las mil maravillas.
       Ahora vivimos una contra ofensiva de dicho partido que trata de posicionarse después del ninguneo que el MPP y los tupamaros le hicieron por haberlos excluido, cuando Vázquez era gobierno.
       Le están diciendo a todo el mundo que hay una conspiración aviesa por parte de una mítica “derecha” que por todos los rincones quiere morder con furia a gente tan buena y santa.
       El uruguayo no se auto identifica como de “derecha”, incluso la derecha verdadera por lo general no se siente cómoda con dicha definición. En cambio el hombre de izquierda hace gala de serlo. Ese es el tema de campaña del partido socialista uruguayo.
       Para posicionarse nuevamente y hegemonizar primero el Frente, luego la sociedad, tiene que inventar enemigos de paja y ponerse de víctima. Venimos a enterarnos, por parte de Yerú Pariñas, que la Suprema Corte de Justicia es un instrumento de “la derecha”, una cosa tan absurda que no cabe en una cabeza sana, cuando todos sabemos que los jueces, si algo los ha caracterizado es la blandura que han tenido ante el robo, el delito y la delincuencia. Si la Suprema Corte de Justicia les falla en contra es porque la desprolijidad para legislar llega a niveles inconcebibles y eso solamente aflora en los casos más gruesos.
       Ellos son criaturas perfectas hagan lo que se les ocurra. Toda objeción, si no es interna, internista o intestina, no sirve, es la derecha, “el enemigo de clase”. No llegan al despropósito de un Fidel Castro diciendo a cada rato: “¡Cuánto te paga el imperialismo!”, hasta que alguien tuvo el coraje de decirle en la cara a Castro, “¡¡¡A mí nadie me paga nada!!!” ante todo el G2 cubano en pleno que no podía meterlo preso, porque estaban en otro país. Pero buscan un discurso conspirativo y mentiroso como el de Gargano en donde resulta que “la derecha” así en abstracto, sin especificar quién concretamente, le hacía la vida imposible, mientras destruía la Cancillería y votaba lo que se le daba la real gana en las Naciones Unidas, sin rendir cuentas a nadie y ante las preguntas al respecto contestaba: “No es este el ámbito para discutir esas cosas”. El Uruguay fue puesto en el lugar de un estado terrorista, por culpa del partido socialista uruguayo.
       Ahora quieren re posicionarse en el escenario interno del Frente Amplio con el argumento de que “la derecha” abstracta les hace la vida imposible, entendiendo por tal a la mismísima Suprema Corte de Justicia.
       No sé, a esta altura qué puede pasar en estas elecciones, pero para compartir ese discurso, si algo está claro es que hay que ser un lisiado moral.