El
frenteamplismo o “frentismo”, como se le decía antes, cae en una paradoja, que
al decir de Unamuno, más que paradoja es una parajoda: Sola,
pura y exclusivamente los une una heladera.
Aquí
hay que tener en cuenta una cosa básica: Nosotros fuimos educados en el
concepto de la libertad de conciencia y de opinión, en donde el hombre vote en
las elecciones a quien quiera, no deja por eso de ser un ciudadano. En la
democracia republicana cada cual vota a quien considere mejor y gane quien
gane, si hubo elecciones auténticas, ganamos todos, ganó la democracia.
En
la mentalidad frenteamplista, votar no es elegir, es botar, es patear
contra alguien. El voto allí, más que una elección íntima y personal, es una
pedrada que se lanza contra otro.
A
los partidos tradicionales les cuesta hacer un frente con esas características,
porque su gente es diferente: no bota, vota, ese es el tema de la dificultad que
los comentaristas del tipo Búsqueda no contemplan en sus análisis, que dicho
sea de paso, son muy buenos, pero adolecen de esa falla.
El
Frente Amplio para perpetuarse tiene que inventar enemigos de paja y levantar “campanas
de palo”, que hace como que llaman a misa, cuando todos estamos viendo, que el
badajo de la campana es completamente trucho.
El
frenteamplismo, tiene una ventaja enorme en el hecho de no representar nada importante. Juan de los Palotes, Benitín y
Eneas y la Loca del Bequelo opinan, votan y hacen lo que quieren, siempre –vaya
casualidad- al servicio del partido comunista en el Uruguay o del Uruguay, vaya
uno a saber.
Esa
ventaja enorme que el frentismo le lleva a los tradicionales es su condena
cuando gobierna, porque si bien es cierto que es mayoría social, sin embargo son
minoría institucional. Dicho en otros términos, no tiene mandos medios para efectivizar sus políticas y por ende no
va más lejos porque carece de capacidad para hacerlo. No es porque sea “reformista”,
es porque son unos incapaces.
Si
una fuerza que se postula como de cambios, no es reformista, ¡Qué tiene que
ser! La pseudo crítica comunista es la manera de aplaudir haciendo como que
están contra.
El
partido socialista sin guión (-), porque no es marxista-leninista (marxista
guión leninista), sino marxista y leninista, lo que está indicando que
sustantivamente defiende otras cosas muy novedosas, la tiene clara: Cuando los
de arriba no pueden y los de abajo no quieren es cuando salen a ocupar cargos
políticos.
Todos
sabemos que el partido socialista es una caja de sorpresas: Mussolini era
socialista, se llamaba Benito por Benito Juárez y era miembro fundacional del
partido, Hitler era nacional socialista, Allende era socialista y Felipe
González y Mitterrand, un colaboracionista de los nazis, que no fue preso al
final porque murió, también era socialista. Hoy, aquí, ahora en este Uruguay
post burbuja económica tenemos Tabaré Ramón Vázquez Rosas, “El Taba” o tábano,
el que te chupa la sangre y te deja el veneno, el inefable, el hombre que se
despide a lo Che Guevara gritando “Hasta la Victoria Siempre” y después llama a
Bush a que le quite las castañas del fuego contra los argentinos, ese señor,
que lo único bueno que tiene es que los peronistas no lo quieren ni regalado,
es el seguro Presidente de los uruguayos. Pienso, lo digo con dolor, que así
van a ser las cosas y le rezo al de allá arriba, que no tengan mayorías
parlamentarias, con eso solo me daría por contento.
El
Frente Amplio cuenta con señas de identidad bien definidas. Carancanfú, sería
la definición más exacta de su manera peculiar de razonar. No entender o hacer
como que no entiende y está en difícil es una de ellas. Siempre están en una
adolescencia crítica, sin entender el mundo tal cual es, queriendo cambiar no
se sabe bien qué, cuando al final, los únicos que cambian, son ellos.
Carancanfú y llorar la milonga. Ese es el sello.
Están
preparando los cambios, hay que purgar al MPP, ese es el otro sello de
identidad que hay que saber interpretar de esta gente: Cuanto más atacan a los
tradicionales, más patean en la interna purgando gente. Por eso es difícil
crear un frente contra el frente, porque fuimos educados en valores y no en
anti valores.
No cabe duda que Váquez es el creador de esta fragmentación social que estamos viviendo. Es un hombre capaz de cualquier felonía moral, con tal de ganar las elecciones: Hacerle el juego es un error, dejarse ganar, nuestro acierto. Como decía Luis Alberto de Herrera, nuestro caudillo inmortal, "¡Qué se queden con todo, menos con la paz de la República!"
No cabe duda que Váquez es el creador de esta fragmentación social que estamos viviendo. Es un hombre capaz de cualquier felonía moral, con tal de ganar las elecciones: Hacerle el juego es un error, dejarse ganar, nuestro acierto. Como decía Luis Alberto de Herrera, nuestro caudillo inmortal, "¡Qué se queden con todo, menos con la paz de la República!"