Es un hecho. Para
nuestra suerte o nuestra desgracia, Argentina es algo que está ahí. Hay quienes
dicen que son nuestros hermanos, yo prefiero decir que son nuestros vecinos.
Tener de vecino un país
así, no es cosa fácil de sobrellevar. La gente, cuando vive en un lugar con
vecinos conflictivos, por lo general se muda de barrio. No es el caso de los
países. Pueden hacer muchas cosas, pero no tienen la alternativa de una
mudanza.
Es un hecho, que los
vaivenes políticos argentinos de alguna manera nos han de afectar. Si el vecino
de al lado, entra en conflicto con todo el barrio, de algún modo ese hecho ha
de afectar a quien vive muy cerca de él.
La credibilidad de la
región hoy está en juego, fundamentalmente la seguridad jurídica en el
cumplimiento de los tratados internacionales y el Cono Sur no sale muy bien
parado con las medidas que allí se están adoptando. La necesidad de
diferenciarse de tamañas barbaridades es fundamental para Uruguay, pero no es
suficiente, porque es un país muy chico, en donde el inversor que se afinca
aquí lo hace con los ojos puestos en la región y no meramente en un mercado que
apenas llega a los tres millones de habitantes.
Otras regiones del mundo
son infinitamente más atractivas para la inversión productiva y por ende, de
aquí en más, la Unidad Europea, que por otra parte está en una crisis muy
profunda, si lo considera al Uruguay es tan solo como punto de disparada, como
puerta de emergencia. Como un país refugio para poner a salvo ciertos
emprendimientos económicos que huyen no ya de Argentina, sino de la región.
Uruguay siempre está en
la posición de perder. Cuando a Argentina le va bien, no agarra una, porque el
egoísmo y la mezquindad peronista es demasiado voraz y a un país tan chico le
es difícil enfrentar el bloqueo económico que Argentina le hace en épocas de
bonanza. Cuando la cosa se despaturra y se llega a los niveles de degradación a
que se suele arribar cuando se trata del nacionalismo prepotente argentino, es
toda la región la que queda mal parada y el Uruguay carga con el baldonazo de
estar en este lugar del mundo.
Esta vez, por diversas
razones no habrá efecto contagio, por suerte, pero lamentablemente brillaran
por su ausencia las inversiones de rebote que el Uruguay recibía. Los mercados
hoy se miden de 40 millones de habitantes para arriba, menos de eso, es un sub
mercado residual y por ende existe como añadido, como complemento y furgón de
cola del mercado mayor.
El que habla claro es el comisario europeo de Comercio, Karel
De Gucht, cuando dice: "Este es exactamente el tipo de medidas que tiene
que evitarse", enfatizó, y agregó que las empresas sólo toman decisiones
"caras, serias y a largo plazo" de invertir en un país "cuando
están seguros de que su inversión está asegurada".
En opinión de De Gucht,
con la decisión de tomar el control de YPF, "Argentina ha creado un
terremoto en la comunidad empresarial internacional. Las consecuencias para su
propio desarrollo económico se sentirán durante mucho tiempo".
El comisario volvió a
recalcar que, "Europa también se la juega en este asunto, ya que es una de
nuestras compañías la que ha sido atacada".
Argentina la va a pasar
muy mal, lo sabemos todos los que entendemos lo que significa la seguridad
jurídica y el estado de derecho, pero el Uruguay apenas se beneficiará por el
desmontaje de la inversión extranjera a ese país, pero no en recibir
inversiones de porte.
Como caja de conversión
y punto geopolítico estratégico para la retirada de los inversores, no como
lugar de inversión genuina.
Si como dice el ministro español de Exteriores y Cooperación, José Manuel
García-Margallo, existe la posibilidad, por parte de los países de la Unión
Europea (UE), de continuar la negociación de un acuerdo de asociación con el
Mercosur sin Argentina, entonces estamos ante un avance sustancial y
cualitativamente nuevo en el proceso de los acuerdos comerciales.
Es evidente que los mismos argentinos lo han de agradecer, porque si han de
vivir condenados a existir con un pie adentro y otro afuera, más vale Uruguay
en mano, que Argentina Potencia volando.
Como bien dice el ex ministro de Economía, Isaac Alfie; “Si hacemos las cosas
adecuadamente deberíamos no solamente captar inversiones, sino familias que se
muden para aquí. Es un proceso que lleva tiempo, pero estamos cerca y es
posible”. Todos vimos cuando la crisis del corralito y el corralón, a fines del
2001, lo que decían los gerentes de las multinacionales norteamericanas en
Colonia, fue contundente aquello, sin seguridad jurídica no trabajan. No están
dispuestos a convivir en una economía de rapiña. Muchas cosas cambiaron para
Uruguay de aquel entonces: se entendió desde allí que era opción para invertir,
independientemente del tamaño de su mercado interno, por el rol estratégico y
geopolítico que tiene en la Cuenca del Plata; es la entrada a la región, como
ya lo había entendido Lord Ponsomby. Decía así en 1828 a Lord Dudley:
"...La Banda Oriental contiene la llave del Plata y de Sud América
(...) debemos perpetuar una división geográfica de Estados que beneficiaría a
Inglaterra...". Las presiones
británicas se hicieron sentir y dice el Vizconde de Itabayana, representante
brasileño en Londres, en oficio elevado a su gobierno: "A Inglaterra quer
dar a Montevideu a forma de cidade hanseatica sob a sua protecao pra ter em ela
a chave do Rio da Prata assim como tem a chave do Mediterraneo e do
Baltico".
Hoy por hoy, ya no es Inglaterra un imperio comercial transatlántico, pero es
evidente que más de uno, China incluido, están entendiendo esto. Que sea España
quien lo entienda, es lo mejor que puede pasar, porque como decía Luis Alberto
de Herrera, somos hispano hablantes y eso es así aunque a muchos no les guste.
“Detrás de este gauchito, hay un inglé…”, decía él, con cara de pícaro. La tenía
clara, se hace política de una forma, se funciona en realidad de otra, porque
la geografía manda y el peligro siempre fue la prepotencia argentina.
Hoy por suerte, la
economía uruguaya ya no está atada a la Argentina como antes, sino a Brasil. Es
lo más auspicioso que ha ocurrido desde el corralito y corralón argentino de
fines de 2001 a la fecha. Brasil es un país infinitamente más serio, pero no
hay que engañarse tampoco aquí, porque nos miran de reojo y se compadecen solo
cuando ven que la distancia con Argentina es irreconciliable. Recién entonces,
Brasil se abre para nosotros.
La geografía, ya lo
sabía Golbery do Couto e Silva manda y no hay fronteras nacionales, hay
fronteras ideológicas. Mirar para el Norte es tener la brújula, pero con eso
sólo no es suficiente, se necesita el sextante y todos los elementos de
navegación. Termina en esto siendo Brasil el que piensa por nosotros en
profundidad y pone el tema del libre tránsito de bienes, de mercaderías y la
complementariedad de algunas cadenas productivas, sobre la mesa, porque allí
hay masa crítica en los políticos y están en temas importantes de carácter
regional, no en fruslerías y niñerías como son a las que nos tiene habituados
la política menuda uruguaya.
El MERCOSUR se hizo a
imagen y semejanza de la Unidad Europea, justamente para evitar a Estados
Unidos. Europa que además está en profunda crisis, lo va a ignorar
olímpicamente y nuestra única salida es Brasil, un Mercosur diferente, un PEC,
porque lo de Argentina se salió de todo CAUCE. En este contexto, para los que
sufrimos la guerrita feroz de Gualeguaychú, contra la captación de inversiones
productivas por parte del Uruguay, las palabras del ministro de Asuntos
Exteriores español, José Manuel García Margallo, suenan como música del cielo: “Debería
abrirse una reflexión sobre si es posible o no seguir impulsando las
negociaciones con el Mercosur” o negociar país por país, excluyendo a
Argentina. Quiere en buen romance decir que la política de la Unión Europea, de
no negociar con países, como hace Estados Unidos, sino con regiones y
regionalizar los acuerdos, se demuestra equivocada y el camino correcto es el
acuerdo puntual con países. Europa hasta ahora no iba a acuerdos con países,
sino con regiones y el MERCOSUR se inventó como una copia gemelo y espejo, para
que los europeos pudieran invertir siguiendo una matriz, un cartabón
preestablecido de carácter regional. Cuando el intento fallido de un Tratado de
Libre Comercio con Estados Unidos, por parte de Uruguay, las barbaridades que
se dijeron sobre el 4+1, son la consecuencia de esa tozudez que a todos sus
efectos, en la práctica se demostró de una mezquindad y ruindad muy grandes,
lindantes en el bloqueo económico a nuestro país. No dejarlo comerciar con el
mundo e imponerle un MERCOSUR que no da ni para empezar. Era algo tan
insostenible, como la retórica americanista hueca, sin contenido y pensada para
que los países chicos, Uruguay y Paraguay, deleguen soberanía. Todos sabemos
que los acuerdos de este carácter, por las mismas asimetrías que tienen entre
países tan chicos y tan grandes, para que funcione adecuadamente tienen que
conllevar un profundo acuerdo entre los grandes, marcando sus límites y
coincidencias y excepciones generosas para los chicos. Los primeros
beneficiados deben ser los chicos, porque son los que por su asimetría, no
pichan ni cortan en el conjunto global de los montos económicos que se manejan.
No fue así y se le dio a Uruguay y Paraguay el mismo tratamiento que se le
puede dar a dos potencias comerciales, con la preocupación encima, de regalo,
de que Uruguay sea zona franca y puerto libre por donde China pueda operar,
cerrando todo camino y bloqueando la producción de rubros que tienen una
gravitación insignificante en el conjunto de lo que está en juego. Es eso lo que
ahora cambia.
"Cuando alguien
ataca a España está atacando al conjunto de la Unión Europea", dijo la
titular comunitaria de Justicia, Viviane Reding. España es el primer inversor
extranjero en Argentina por delante de Estados Unidos y su inversión directa alcanzó
los 23.242 millones de dólares en 2010, según datos del Banco Central de la
República Argentina. Haberse metido con España es haber roto con el principal
socio comercial que tienen. Lo mismo es válido con el tema Malvinas, atacar a
Inglaterra, es atacar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN),
es algo que tenga la razón que tengan, no lo puede permitir nadie. Además, no
tienen razón alguna, las islas son de sus habitantes y ellos ni borrachos ni
dormidos quieren ser argentinos. Solamente la cabeza peronista, es incapaz de
darse cuenta de eso, insuflada con una mentalidad patoteril y populista. Nadie
discute que la decisión de expropiar sea una determinación soberana que un país
puede adoptar si así lo considera conveniente para sus intereses, lo que se
está objetando es el incumplimiento de los tratados y acuerdos internacionales
de protección de las inversiones. La expropiación debe ir acompañada de una
indemnización y antes de llegar a ese extremo, por lo general se negocia previamente
el monto de la indemnización. Si no hay acuerdo se va a un Tribunal
internacional y una vez que este lauda, hay que pagar al contado rabioso la
cifra estipulada allí. Nadie hace eso de golpe y porrazo, sin negociar y menos
haciendo alarde mafioso de no indemnizar nada. Ni siquiera se tomó en cuenta el
procedimiento judicial, como ordena la Constitución. Peor que eso se expulsó
sin miramientos de sus oficinas a los directivos de Repsol después de haberles
bloqueado sus comunicaciones por Internet, con lo cual convirtieron a la
supuesta "expropiación" en una potencial confiscación. Es evidente
que hay un desborde presidencialista en donde los poderes del Estado no juegan
ningún equilibrio en las medidas que se adoptan, ni siquiera en las formalidades
que se requieren. Aplaudir eso, agrava la situación y el despiste que tiene la
oposición al Gobierno argentino es otro indicador de pérdida de referentes a
nivel general, pagando tributo a la fugacidad de las encuestas en un contexto
social en dónde el árbol de los gritos de gloria, de éxtasis, de rabiosa
argentinidad, y de aplausos irracionales no les deja ver el bosque de la
verdadera catástrofe en que están. No tiene desperdicio. Decirles a una cosa
así, que no se gobierna por encuestas, es predicar en desierto.
Según el jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy “es probable que el
descubrimiento del colosal yacimiento de Vaca Muerta, el 7 de noviembre de
2011, haya sido el detonante del giro copernicano de la actitud del Gobierno
argentino que estaba, en estos momentos, en una situación muy difícil”. En este
punto me permito discrepar con Mariano Rajoy. Vaca Muerta exige una inversión
de por lo menos 19 mil millones de dólares. Si esa inversión no se hizo cuando
había un superávit de 100 mil millones, menos se ha de hacer ahora, que tras
largos años de demagogia populista hay un déficit de 14 mil millones. No es
Vaca Muerta lo que está en la mira, porque aunque existiera el dinero que no
existe, eso exige tiempo, tecnología e inversión extranjera que no va a venir,
se lo mire por donde quiera. Ni siquiera se coordinó con los chinos nada y ya
están diciendo que en estas condiciones no tienen interés. Es un mundo
globalizado e interdependiente en donde las decisiones que adopta una empresa
están ligadas al conjunto. El Estado argentino se apropió en forma ilegal
de esa empresa y, por lo tanto, a cualquier compañía con la que se asocie le
cabría la figura de cómplice. Repsol ya dijo que tomará acciones legales contra
cualquier compañía que aproveche la expropiación para invertir en YPF, tal y
como informa el británico Financial Times. Solo una cabeza siglo XIX, como bien
explica Vargas Llosas, puede a comienzos de un nuevo milenio optar por entrar
en el túnel del tiempo. El ministro argentino de Planificación, Julio de Vido,
manteniendo conversaciones con las demás petroleras, debe creer que España no
tiene política de comercio exterior con nadie y que no existe marco jurídico
internacional. Lo que en realidad está en la mira de Argentina son las cinco
petroleras británicas, como claramente lo entendió hasta el mismo Príncipe
William. Inglaterra lleva a cabo la exploración de hidrocarburos y la concesión
de licencias de pesca en aguas circundantes al archipiélago, y opera bajo una
creciente militarización.
Si se sigue esta pista
importante para entender el curso de los acontecimientos, se puede entonces
comprender qué cosa escondía Cristina el 2 de abril de 2012, celebrando los 30
años de la ocupación argentina. Inglaterra lo entendió perfecto y envió el
destructor HMS Dauntless, uno de los buques de guerra más modernos del Reino
Unido. Tiene la característica de ser uno de los seis nuevos destructores Tipo
45 con que cuenta la Marina británica y está equipado con un avanzado sistema
de navegación que hace difícil que pueda ser detectado por radar: es raro que
el jefe del Gobierno español no lo tenga tan claro al respecto.
El ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, William Hague, no se queda
atrás y sostiene: “"Vamos a trabajar con España y con nuestros socios de
la Unión Europea para asegurar que las autoridades argentinas mantengan sus
compromisos y obligaciones internacionales". Por algo se da a conocer
ahora que la firma británica Borders and Southern Petroleum PLC realizó un
significativo hallazgo de condensado de gas natural en las costas de las islas
Malvinas, fortaleciendo las esperanzas de que el archipiélago bajo gobierno del
Reino Unido se convierta en una nueva región productora de hidrocarburos. Hay
varios hallazgos y lo que se informa es la parte visible de iceberg. Evidentemente,
no es Vaca Muerta lo que determinó el giro copernicano del Gobierno argentino.
Argentina sufre una
crisis energética que se profundiza sistemáticamente todos los años, por la muy
magra producción de hidrocarburos. Repsol y otras empresas recortaron su
presupuesto habida cuenta del castigo kirchnerista con tarifas oficiales
congeladas, la falta de garantías jurídicas y el generalizado clima de
desconfianza e incertidumbre generado por el gobierno de Cristina. La escasez
energética se profundiza por la intervención inmediata y la expropiación de
YPF. Se viene el invierno crudo con su necesidad imperiosa de hidrocarburos y
van a tener que hacer importaciones por 12.000 millones de dólares, para
abastecer el mercado interno. Es evidente que el Gobierno argentino tiene un
plan tan simplista como el que tiene el oso cuando ve la miel.
Se puede entender que
por razones tácticas el Vicepresidente de Ancap, Germán Riet salga y
diga: “Pensamos que (la relación) no tiene por qué cambiar, porque
nosotros siempre tuvimos una buena relación con YPF cuando era estatal, no
vemos por qué va a cambiar si YPF vuelve a ser estatal”.
Cualquiera que entiende un poco de estas cosas, sabe que a YPF la fue cocinando el Gobierno actual para llegar a la situación de justificar el zarpazo.
Además mienten. Veamos los hechos:
Los peronistas razonan como si fueran habitantes aéreos que no se sabe que hacían durante este período, no controlaban, no gobernaban, vivían según dicen un vaciamiento y al quedarse sin fondos con una varita mágica ahora van a devolverle soberanía al país. Tienen que explicar las razones por las cuales se aprobaron todos los balances, con excepción del último, a una empresa a la que el Gobierno entero acusa ahora de vaciamiento. ¡Qué autoridad moral tienen quienes avalaron los balances que ahora cuestionan! Van a reinventar la historia, como si fueran víctimas de un saqueo del que de ser así, si es que las cosas fueran de esa forma, les cabe entonces la figura de cómplices. Es absurdo, no se lo puede creer nadie. Si el relato peronista fuera cierto, quiere decir que ayudaron a matar YPF porque soñaban con la estatización y frente a eso, una vez consumado el proceso meten el zorro en el gallinero; De Vido y Kicillof, dos genios del robo en escala. Porque si con Aerolíneas Argentina, gracias a Kicillof se perdían dos millones de dólares por día, es impensable lo que puede ser ahora con YPF.
No es España, evidentemente quien ambientó gorilísticamente, virreynalmente la situación que conduce a expropiar sin indemnizar nada. Es, lisa y llanamente, un robo a mano armada, por parte de un Gobierno desesperado por sobrevivir al déficit que tiene.
La realidad indica que están a las puertas de un Rodrigazo, haciendo las valijas y llevándose todo lo que pueden. Van a meter mano en cuanta cosa puedan antes de la caída que saben les espera. Es la crónica de una muerte anunciada. Las empresas españolas lo ven con nitidez y preparan también la huída. La expropiación ha tomado a todos con pocas ganas de quedar expuestos. Varias empresas y bancos internacionales ponen las barbas en remojo con sus sucursales en la Argentina. El frío les corre por la espalda mientras ven con claridad que el apetito viene comiendo, y ya no enviarán remesas para nuevas inversiones, sus filiales tendrán que ingeniárselas con lo que hay viviendo con un pie adentro y otro afuera y estarán jurídicamente en condiciones de cerrar las puertas en cualquier momento y entregar las llaves de las compañías. Todos tienen la sensación de que en cualquier momento el piso puede hundirse bajo sus pies.
Cualquiera que entiende un poco de estas cosas, sabe que a YPF la fue cocinando el Gobierno actual para llegar a la situación de justificar el zarpazo.
Además mienten. Veamos los hechos:
En política cada cual le cree a la opinión
y la información con la cual suele sentirse afín. Donde pone el corazoncito,
pone la credibilidad. Pero razonemos fríamente:
A un Gobierno, como el argentino que tiene
en su currículo vitae:
- La deuda vencida con el Club de París por unos 9000 millones de dólares y con los bonistas que no adhirieron al canje de deuda por unos 3500 millones.
- Los fallos del Ciadi contra la Argentina aún no cumplidos.
- La exclusión del sistema general de preferencias por el gobierno de Barack Obama.
- La denuncia conjunta de 40 países ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por las restricciones a las importaciones por parte de la Argentina.
- La falta de acceso al crédito internacional a tasas razonables.
- La caída de la inversión extranjera directa en comparación con otros países de América latina.
- Las restricciones a la compra de moneda extranjera y las trabas para que las empresas puedan girar utilidades al exterior.
- La intervención activa del Gobierno en directorios de empresas donde la Anses posee acciones.
- La desconfianza en las estadísticas oficiales.
- Los ataques del Gobierno a los medios periodísticos que no ceden a las presiones oficiales.
Los peronistas razonan como si fueran habitantes aéreos que no se sabe que hacían durante este período, no controlaban, no gobernaban, vivían según dicen un vaciamiento y al quedarse sin fondos con una varita mágica ahora van a devolverle soberanía al país. Tienen que explicar las razones por las cuales se aprobaron todos los balances, con excepción del último, a una empresa a la que el Gobierno entero acusa ahora de vaciamiento. ¡Qué autoridad moral tienen quienes avalaron los balances que ahora cuestionan! Van a reinventar la historia, como si fueran víctimas de un saqueo del que de ser así, si es que las cosas fueran de esa forma, les cabe entonces la figura de cómplices. Es absurdo, no se lo puede creer nadie. Si el relato peronista fuera cierto, quiere decir que ayudaron a matar YPF porque soñaban con la estatización y frente a eso, una vez consumado el proceso meten el zorro en el gallinero; De Vido y Kicillof, dos genios del robo en escala. Porque si con Aerolíneas Argentina, gracias a Kicillof se perdían dos millones de dólares por día, es impensable lo que puede ser ahora con YPF.
No es España, evidentemente quien ambientó gorilísticamente, virreynalmente la situación que conduce a expropiar sin indemnizar nada. Es, lisa y llanamente, un robo a mano armada, por parte de un Gobierno desesperado por sobrevivir al déficit que tiene.
La realidad indica que están a las puertas de un Rodrigazo, haciendo las valijas y llevándose todo lo que pueden. Van a meter mano en cuanta cosa puedan antes de la caída que saben les espera. Es la crónica de una muerte anunciada. Las empresas españolas lo ven con nitidez y preparan también la huída. La expropiación ha tomado a todos con pocas ganas de quedar expuestos. Varias empresas y bancos internacionales ponen las barbas en remojo con sus sucursales en la Argentina. El frío les corre por la espalda mientras ven con claridad que el apetito viene comiendo, y ya no enviarán remesas para nuevas inversiones, sus filiales tendrán que ingeniárselas con lo que hay viviendo con un pie adentro y otro afuera y estarán jurídicamente en condiciones de cerrar las puertas en cualquier momento y entregar las llaves de las compañías. Todos tienen la sensación de que en cualquier momento el piso puede hundirse bajo sus pies.
Como bien dice el
ministro español de Industria y Energía, José Manuel Soria, esto es una
“cortina de humo” que el Gobierno argentino genera para inventando enemigos
externos, tapar la crisis interna. Es una muy buena orientación de pensamiento,
porque lo que ha de ocurrir en la Argentina de aquí en más, no va a venir de
afuera, sino de “adentro”, como se suele proceder en estos casos.
Todos nos damos cuenta
que la caída de Allende es la consecuencia inevitable de aquellos que “están de
vivos” y que de tanto llevarse por encima a la burguesía nacional, creen que
con la inversión extranjera las cosas son iguales. No es gobernando con
resquicios legales y agarrándosela con Edmundo Pérez Zujovic. ¿Sólo, pura y
exclusivamente Pérez Zujovic, pensaba así en el Chile de aquellos años?
No es zapateando
provocativamente en las manifestaciones mientras la economía se hunde en
niveles muy grandes de desabastecimiento, engolando la voz contra los “momios”
y pidiéndole ayuda a Castro. No va por ahí la cosa. Ya sabemos cómo empieza, lo
que hoy se sabe es también como termina.
Lo importante de esto es
que Standard & Poor’s, le permitió recuperar al Uruguay el grado inversor. El
grado inversor es un logro importante que le permitirá al país acceder en
mejores condiciones al mercado de capitales, reducir su vulnerabilidad a los
embistes de la crisis mundial y, sobre todo, contar con una mejor referencia a
la hora de ofrecer a los inversores realizar emprendimientos productivos en el
país. No redunda en una mejora en la calidad de vida de la población. Pero de forma
indirecta le brinda al país mayores oportunidades. Es el Gobierno y el sector
privado quien debe saber utilizarlas. La interrogante que se deprende en este
contexto es cuánto hay de mérito uruguayo o de demérito argentino en la
calificación alcanzada porque es evidente que el Uruguay en este nuevo mapa
político regional está llamado a jugar un rol diferenciado.
Standard & Poor’s no se queda corto al respecto y degrada
la calificación a Argentina a la condición de “bono basura”.
Son medidas que con el tiempo "elevarán el riesgo de
deterioro en el entorno macroeconómico del país, pondrá presión en su liquidez
externa, y debilitará sus perspectivas de crecimiento a medio plazo".
"Creemos que estas
acciones –sostienen- podrían exacerbar las actuales debilidades de la economía
argentina, incluyendo la alta inflación, la creciente rigidez del gasto
gubernamental y empeorar el clima de inversión".
En el informe, la firma
de calificación estadounidense se extiende en las críticas a las medidas del
Gobierno de Fernández, especialmente en el sector "altamente
regulado" de la energía, en el que faltan incentivos para la exploración y
la producción, lo que debilita la balanza comercial y fiscal.
S&P critica también
la expropiación de la petrolera YPF, que se realizó de manera "abrupta y
unilateral y con poca negociación con el accionista mayoritario", Repsol,
lo que subraya la debilidad de la separación de poderes en Argentina, dice la
firma.
Acciones de este tipo
"contribuyen al deterioro de los vínculos de Argentina con la comunidad
internacional".
"Como resultado, no
esperamos que Argentina progrese en resolver los obstáculos que tiene para
poder mejorar su acceso a los mercados internacionales ni saldar su cuenta con
el Club de París", ahora que se cumplen diez años de su suspensión de
pagos.
Aunque Argentina cuenta
con 47.600 millones de dólares en reservas internacionales, equivalente a 5,5
meses de pagos en su balanza por cuenta corriente, "vemos un riesgo
creciente en la liquidez internacional del país a medio plazo".
Considera que en el
próximo año hay una posibilidad entre tres de que se degrade la calificación
del país, debido al empeoramiento de su liquidez externa y sus peores
perspectivas de crecimiento.
Lo único auspicioso de
todo este desquicio es el hecho de que ingresaron al país US$ 114,4 millones
que fueron a parar a cuentas bancarias en el sistema financiero uruguayo. De
ese dinero, el 75% correspondió a argentinos que confiaron sus ahorros en la
plaza local. En tanto, los brasileños retiraron depósitos y los españoles casi
duplicaron sus colocaciones en Uruguay. Todos estamos viendo en forma bien
visible que los argentinos son los principales clientes extranjeros de los
bancos uruguayos. Si se considera aquí que sobre fines del año pasado, las autoridades
del vecino país extremaron los controles para evitar la fuga de divisas, y pese
a eso, los depósitos en cuentas de titulares del vecino país crecieron a un
ritmo mayor que en el año anterior, se puede entender que la desesperación por
disparar de Argentina no encuentra barreras en el sistema policial financiero
que allí se ha creado. Es una ley de la economía, a mayor presión, mayor
evasión.
Al igual que Rajoy, yo
también espero que este episodio no afecte o empañe la relación de España con
otros países de Latinoamérica.
Mientras siguen las
trabas a las exportaciones uruguayas, el Gobierno firma con Argentina el
Acuerdo para Intercambiar Información Tributaria, que lo tenía encajonado. Lo
hace en un contexto en donde nadie, ni el G20 van a presionar a favor de
Argentina contra Uruguay. Con una mayoría regimentada, no es nada improbable
que el Parlamento lo apruebe. No es serio decir que “el Gobierno espera a cambio de la firma del
convenio, que Argentina tenga un gesto de apoyo a las exportaciones uruguayas”,
lo que en verdad ocurre es que estaban esperando el levantamiento de las
trabas comerciales y ahora temen por quedarse sin el suministro de gas argentino.
Los argentinos les aseguraron que no habrá inconveniente alguno en
cuanto al suministro de gas natural, ni siquiera durante el “pico” de
consumo que habitualmente se produce en el invierno. Más aún plantearon la
posibilidad de mayor aporte energético a nuestro país, dentro de las
capacidades de su explotación.
Pienso para mí: ¡Pobre
Uruguay, tan lejos de Dios, tan cerca de los argentinos!