miércoles, 22 de noviembre de 2017

Ecuador: El fin de la ola “progresista”

Lenín Moreno, Presidente de Ecuador desde el 24 de mayo de 2017 y que se desempeñó como Vicepresidente entre 2007 y 2013 en los primeros años del gobierno de Rafael Correa, inició su gobierno marcando un perfil diferente al de su antecesor. Anunciando la supresión de la rendición de Enlace ciudadano, prometiendo un gobierno de diálogo y unidad, con una mejor relación con la prensa y con el sector privado, reestructurando la función ejecutiva, anunciando políticas de austeridad, eliminando todos los ministerios coordinadores y varias secretarías.
          A su vez, creó un Frente de Lucha contra la Corrupción integrada por miembros de la sociedad civil, privada y pública. Ese estilo conciliador no le hizo ninguna gracia al ex Presidente Rafael Correa, quien lo acusó de desvirtuar el proceso de la Revolución Ciudadana.
          Lenín Moreno a su vez lo acusa a Correa de haber hecho una pésima gestión y darle un carácter autoritario permitiendo casos de corrupción, negando las raíces democráticas directas de la Revolución Ciudadana.
          Más allá de esto hay un hecho económico preocupante. Ecuador suma 6 mil millones de dólares a su deuda en solamente 6 meses. Esto significa en dicho país, que está por encima del límite constitucional del 40% y sigue expandiéndose. Si bien es cierto que Lenín Moreno le reprocha a Correa no haber dejado las cuentas en orden, sin embargo replica la fórmula de endeudamiento de su antecesor.
          Para el año que viene harán falta 10 mil millones de dólares para cubrir el presupuesto nacional. Tendrán que tomar deuda para pagar deuda, porque de allí la mayor parte ‑7 mil millones de dólares‑, serán para honrar las deudas anteriores y tendrán solamente, 3 mil millones para cubrir el déficit público.
          Estamos hablando de una economía como la ecuatoriana en dónde por plebiscito la gente optó porque la moneda oficial sea el dólar.
          "Estamos buscando financiamiento en mejores condiciones para salir del endeudamiento caro por uno más barato y de largo plazo, lo cual puede tomar entre tres y cuatro años", explicó el Ministro de Finanzas, Carlos de la Torre.
          "En las últimas semanas, las reservas internacionales han bajado, llegando a un punto de unos 2.000 millones de dólares; por lo tanto, como precaución y responsabilidad, activamos esta línea contingente, para cubrir cualquier necesidad externa extraordinaria", explicó la gerente del Banco Central de Ecuador, Verónica Artola.
          El gobierno de Correa dejó a Ecuador, después de 10 años, con una deuda de 27.871 millones de dólares, pero durante los primeros 50 días de gobierno comenzaron a aparecer montos impensados hasta el momento. La suma agregada a ese déficit ya va por los 41.893 millones de dólares.
          Ecuador se enfrenta a una economía dolarizada, que no le deja margen alguno para ajustes monetarios, con una caída constante de los precios del petróleo y fuertemente dependiente de las materias primas.
          A este des manejo financiero hay que agregarle la pésima gestión de los recursos estatales. El país entró en mora con las petroleras debido al modelo de contrato, donde se paga a las privadas un precio fijo por barril extraído, que no toma en cuenta si el crudo se abarata o se encarece.
          Ahora el eventual retorno de Rafael Correa a Ecuador genera reacciones políticas. Moreno lo desafía a que vuelva y dé la cara y lanza contra él un duro discurso, para que "la ciudadanía, de forma respetuosa, pero contundente, le diga lo que piensa de los últimos años de su mandato".
          Guillermo Lasso, del movimiento opositor CREO dijo en Twitter “Lenín Moreno tiene ante sí dos retos inmediatos: una consulta que hace aguas y una economía que se incendia mientras su equipo le echa gasolina. Esto es lo que debe interesarnos a los ecuatorianos“.
          Lo que ocurre en este país está más allá de una mera disputa personal entre Lenín Moreno y Rafael Correa y es la expresión de un desastre, que no escapa a la regla general, de lo que ha sido ésta tan nefasta oleada “progresista” que hemos vivido.