viernes, 23 de octubre de 2015

Los que realmente nos robaron el agua



          Sobre el tema ANCAP me pronunciaré recién después del veredicto de la Comisión Investigadora al respecto, con las Actas y las Versiones Taquigráficas correspondientes, y un poco antes del pronunciamiento judicial que inevitablemente sobrevendrá.
          No creo que sea bueno opinar basándose exclusivamente en las informaciones periodísticas por más exacta y veraz que sea y menos en este caso puntual y concreto en donde se abrió la Caja de Pandora y al parecer las cosas son mucho peores de lo que parecía inicialmente.
           El hecho cierto es que después de los primeros meses de 2017, ante un ajuste de la paridad monetaria, ANCAP desaparece y $endic se ha de convertir en una de las figuras más ricas e influyentes del Uruguay.
          No es nada improbable que para ese entonces Máximo y La Cámpora escondidos desde Colonia del Sacramento hagan la política uruguaya. No ya como piensa Pedro Mir, “el ADN de la educación” es lo que está en juego, sino el mismo ADN de los uruguayos, camino a contraer SIDA político por contagio de Argentina y Brasil.
          Es una enfermedad que toma al individuo cuando tiene bajas defensas y se ataca a los glóbulos blancos. Se termina muriendo por un resfrió.
          El Uruguay ya lleva una década de debilitamiento sistemático de sus defensas hasta llegar a este estado de atrofia colectiva, de hipnosis y ceguera raras veces visto en la historia de un pueblo tan contestatario y rebelde.
          Como por arte de magia hoy aceptan cualquier cosa en el peor nivel de corrupción y degradación social que se pueda imaginar.
          Fue Coitiño del PVP quien en su momento encabezó la Comisión del Agua con la consigna de que el neoliberalismo quería llevársela del Uruguay.
          Este señor sin embargo, no dice esta boca es mía ante el nivel altísimo de contaminación de los ríos generado por los agro tóxicos que fabrica Monsanto. Tampoco dice nada de la multa que la Intendencia de Montevideo le puso a la empresa petrolera que contamina la Bahía. Más allá de esta empresa, eso es lo que está llevando a cabo ANCAP desde hace años en su refinería de La Teja.
          A los que se rasgaban la vestidura con la estupidez de que “el imperialismo se quería llevar toda el agua”, no los inmuta esta dura realidad que hipoteca el destino de los más pobres, de los que no pueden comprar agua en el supermercado.
          Todos los días la refinería de La Teja descarga en la Bahía de Montevideo un efluente residual que asciende a 40 kilogramos de hidrocarburos totales, 64 kilogramos de fenoles, 70 kilogramos de sulfuros, y 87 kilogramos de nitrógeno amoniacal. Lo que significa que la refinería aporta diariamente una carga orgánica equivalente a una población de 18.000 habitantes.
          ¿Siguen diciendo que “el imperialismo quiere tomarse toda el agua que hay en el Uruguay”? Porque a esta altura tuve que dejar mis libros para poder leer.

 


 

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Los pevepésicos son gente que moralmente
deja mucho que desear y con este tango de Carlitos Marx, 
-quise decir Gardel-, me estoy quedando corto.