Hay una película argentina del año 69’, dirigida por Hugo Santiago Muchnick y que hace a lo mejor del cine de dicho país. Se llama Invasión.
La vi cuando era chico y ahora tengo la suerte de poder descargarla de Internet: https://www.youtube.com/watch?v=7ccUgWFXgYY
La recomiendo, porque si bien mucha cosa entra dentro de lo fantasmagórico y se mueve en un terreno policial, las conclusiones que se desprenden permiten entender con precisión lo que pasaba en aquellos años por estas costas.
El guión está escrito por Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares, y el director Hugo Santiago Muchnick.
En el film no existe la ciudad de Buenos Aires, porque los aires ya no son los buenos aires, sino una imaginaria Aquilea. Sin embargo todo lo que ocurre sucede en Buenos Aires.
Aquilea fue una de las principales ciudades en los últimos tiempos del Imperio Romano, invadida por los bárbaros repetidamente y, al fin destruida. Es una ciudad donde no existen los valores morales, porque la invasión es aplastante y lo controla todo de tal manera, que el triunfo de los invasores no significa nada.
No existe el amor, ni los sentimientos humanos, sino exclusivamente, el sentido de lucha reivindicativa, en donde la única razón de encuentro es coordinar acciones para enfrentar a otro. La ciudad está invadida, los habitantes están dispersos y se saben derrotados de antemano. Los invasores tienen todos los recursos para controlar la situación y la gente se encuentra inerme e indefensa. Así vemos, para tener una noción del clima moral de la Buenos Aires de aquella época, que quien recibe los revólveres le dice a quien se los da: “Ahora tendrá que ser de otra manera”.
Aquilea es una ciudad asediada por misteriosos invasores que pretenden apoderarse de ella. La indiferencia de sus habitantes les allanará el camino; sólo un pequeño grupo de resistentes, guiados por un anciano trata de impedir la acción de los invasores en una lucha desigual.
Los que enfrentan la invasión son un pequeño grupo de amigos. Gente común, que se gana la vida con pequeños oficios corrientes. Están ante un invasor que no se deja ver y se les equiva. Cuando quieren defender la ciudad encuentran que está vacía. Nadie visualiza a los jefes de los invasores y tampoco se entiende que es lo que están buscando.
Invasión está dentro de lo que sería la “narración fantástica porteña”: es una manera de mirar el mundo más allá de las apariencias, tratando de entender el funcionamiento oculto de las cosas, el cangrejo bajo la piedra.
Si bien no fue solamente Jorge Luis Borges quien hizo el guión de la película, es evidente que todo el film tiene un claro sabor borgiano, en donde vemos una acción permanente y todo eso exige una interpretación alegórica de un discurrir vertiginoso de cosas que no se entienden.
Las extrapolaciones que uno puede hacer mientras mira la película, no son tampoco nada del otro mundo, porque se interpretan en función de los datos inmediatos de la percepción política que tenemos.
Invasión va mostrando distintas épocas políticas de la realidad argentina, en un inter juego en donde el pasado y el presente cierran como cóncavo y convexo. Parece que quisiera decir: De aquellos polvos, estos lodos.
Con esa visión borgiana de estar delante de un caleidoscopio, en donde todo cambia, pero en realidad es siempre lo mismo, van desfilando épocas diversas; los tiempos de don Porfirio, su gato y su casa en el 900’, en un contrapunto con la Buenos Aires del 57’, el tiempo eje del relato. Como en un mal sueño, de pronto aparece la Buenos Aires del 69’, con autos del 65’.
Los jóvenes que muestra la película prefiguran a los que vienen después de los 70’. Pese al hecho de que fue filmada en el 69’, parece anticiparse a lo que se venía. Todo eso se mezcla en un raro presente.
Por todos lados se ven callejones sin salida, paredes descascaradas, una ciudad que se viene abajo. Son dos horas muy disfrutables para mirar y movilizar nuestra manera personal de comprender las cosas: No existe un mensaje, sino tantos como el espectador visualiza. Hay un tiempo muerto y otro que fluye y nadie comprende.
Hugo Santiago cuenta que cuando iban a comenzar a filmar la película, Borges le dijo: “que no había una continuidad de un film, y que el film, de todos modos, sería un cuento fantástico a la manera de Borges y Bioy,...pero tiene que ser como un cuento, será más o menos difícil, pero es una película, pero tienen que continuarse, no es que sea el encadenamiento de las causas y los efectos, y no sé qué...”.
Evidentemente, lo que la película muestra no es el mundo de la causa y el efecto, sino los tiempos discontinuos que llevamos en nuestra memoria cuando recordamos de cara a los acontecimientos. Hay un algo a lo de Felisberto Hernández, por esa presencia del pasado, en un presente confuso.
Hay un contrapunto entre los defensores viejos y los jóvenes. A los viejos los comanda un hombre, a los jóvenes una mujer. Lo que hacen los viejos tiene lógica y se entiende, lo que realizan los jóvenes es fragmentario y totalmente secundario a lo que hay que hacer.
Dentro de los jóvenes hay un grupo que está en difícil y enrarece la atmósfera moral, volviendo incoherente a los demás y junto a lo que en términos de acción belicista pudiera tener significado, los recuerdos de los viejos se suman a las grandes descoordinaciones en la que están todos inmersos. Son civiles que improvisan operativos militares.
Estamos hablando de una película que recibió muchísimos premios y distinciones.
"Invasión" es la historia de una ciudad, sitiada por fuertes
invasores, y defendidas por unos pocos hombres, que acaso no son héroes. Lucharán hasta el fin, sin sospechar que su batalla es infinita.
invasores, y defendidas por unos pocos hombres, que acaso no son héroes. Lucharán hasta el fin, sin sospechar que su batalla es infinita.
Jorge Luis Borges