domingo, 19 de octubre de 2014

No se detiene, ni lo detienen.

    El gobierno quiere que lo aplaudan a toda costa.
    Nos cagó a impuestos al trabajo y hay que aplaudir «porque los están calmando», mientras ensobran listas y a expensas de nuestros dineros, financian su campaña.
    Con José Díaz largaron delincuentes de los cuales el 60% es reincidente y volvieron al Uruguay en un país irreconocible de malvivientes, en donde el mismo Vázquez en su inconstitucional último acto dijo «pobrecito el delincuente».
    Con Gargano destruyeron minuciosamente la Cancillería y convirtieron al Uruguay del Río Negro para abajo en Provincia Argentina y del Río Negro para arriba en Provincia Cisplaina. Hasta vino Celso Amorín a decirnos con quién tenemos que hacer acuerdos comerciales y con quién no.
    Gargano le faltó delante de la cámaras de televisión el respeto a Vázquez, pero como era su padrino político, no supo removerlo del cargo.
    Le quiso declarar la guerra a la Argentina pidiendole ayuda a los americanos y no tuvo el más mínimo interés en escuchar la opinión de la oposición que tiene gente calificada para lidiar con este tipo de conflicto regional.
    Fueron por el mundo a vestirse con los méritos de la oposición y el rol serio y responsable de la macroeconomía que los blancos y los colorados supimos construir y era bajar al Aeropuerto y empezar a insultar a los «blanqui colorados corruptos». Parecía Bolentini.
    Regaló cargos de particular confianza política a cualquier cosa.
    Ejerció la medicina y la Presidencia de la República, cuando todos sabemos que el ejercicio de la función presidencial, es incompatible con cualquier actividad profesional.
    Nadie le dijo nada.
    Es masón.
    Puede.
    Le pidió a todo el mundo que cambie y el único que terminó cambiando es él.
    Vino a mover las raíces de los árboles y lo único que supo mover es las raíces de los cementerios.
    Gobierna con el derecho tributario abajo del brazo y no entiende un pepino de economía.
    Hiba a poner un ama de casa y puso un representante del Banco Ambrosiano.
    Les dijo a los ultras de comando robolucionario, «Acordate de lo que te digo y olvidate de lo que te dije».
    Fue proverbial, los tranquililzó tanto que al final se tupamarizaron y votaron a Mujica.
    Ahora resulta que es el hombre con «experiencia», que transmite «tranquilidad», «confianza», «seguridad».
    Un Bolaña bolado más.
    No se dan cuenta que esta gente hay que sacarla de aquí.




Ni se detiene, ni  detienen
 a quien debiera estar preso.