Utopía en griego quiere decir lugar que no existe. El prefijo (u), quiere decir no y topos (territorio, topografía). Es algo que no está en ningún territorio.
En el sentido estricto de la palabra, no en el sentido de Tomás Moro, utópicos serían los que vieron en Rusia «La Santa Madre Rusia», como si Pedro el Grande hubiera sido también comunista y hoy están emperrados en ver en Cuba, un «territorio libre en América" y en Venezuela «la verdadera libertad del Socialismo del Siglo XXI».
El tema es que cuando la gente tuvo que optar entre «socialismo utópico», Owen, Fourier, Lamanais y el «socialismo científico» de Marx y Engels, quiso el científico, sin darse cuenta que era tan o más utópico que el otro. Lo que está expresando que acusar a otro de utópico es como decirle chiflado y defender la utopía en vez de acumular fuerzas, desacumula, resta y divide. Esa es la causa por la cual Lenin no defendía utopías, sino el programa mínimo.
Hay varios canta autores que se refieren a la utopía de diversas formas. Viglietti por ejemplo dice, «que ese lugar si es que existe, tendrá que ser como un playo, donde se nivelen todos, la misma tierra pisando». Igualar para abajo parecería ser su gran sueño, aunque eso signifique la pesadilla de todo el mundo.
Aclara dicho cantor que no es de por aquí, ni es este pago el suyo, lo que significa desde el punto de vista de los griegos antiguos, que es un idiota, un hombre que está fuera de los asuntos de la Polis, la ciudad, la política. Un sofista, alguien que no entiende nada y opina.
Utopía en el sentido de la masonería afrancesada quiere decir otra cosa: son sueños incumplidos a realizar. Es un horizonte que se aleja cuando más nos aproximamos, un debe ser.
Desde el punto de vista anarquista lo mejor es entonces querer lo inalcanzable y tienen los anarcos razón cuando dicen: «Seamos realistas, pidamos lo imposible. La imaginación al poder».
Es tan realista que pide lo imposible y ablanda el lomo para recibir el palo.
Utopía puede ser «La ciudad del Sol» de San Agustín, las playas de Samana o «La Nueva Jerusalén», por lo cual defender utopía es defender cualquier cosa que a alguien, en algún lugar, le parezca maravilloso. De eso no se dio cuenta, ni Eduardo Galeano.
El tema pasa por otro lado. Desde que el mundo es mundo y el hombre camina sobre la tierra, hay que creer en el hombre y desconfiar del individuo y vivir la realidad desde un pesimismo práctico, sin perder la esperanza, pero sin hacerse muchas ilusiones.
Ectopía, quiere decir fuera de lugar. Un embarazo ectópico es aquel que ocurre por fuera de la matriz (utéro) y puede ser mortal para la madre.
Tener utopías en la cabeza, vaya y pase, cada cual tiene derecho a tener los ensueños diurnos que se le dé la gana, pero tener ectopías es lamentable y trágico a la vez, porque no deja margen ni siquiera, a los que quieren lo irrealizable.
En el sentido estricto de la palabra, no en el sentido de Tomás Moro, utópicos serían los que vieron en Rusia «La Santa Madre Rusia», como si Pedro el Grande hubiera sido también comunista y hoy están emperrados en ver en Cuba, un «territorio libre en América" y en Venezuela «la verdadera libertad del Socialismo del Siglo XXI».
El tema es que cuando la gente tuvo que optar entre «socialismo utópico», Owen, Fourier, Lamanais y el «socialismo científico» de Marx y Engels, quiso el científico, sin darse cuenta que era tan o más utópico que el otro. Lo que está expresando que acusar a otro de utópico es como decirle chiflado y defender la utopía en vez de acumular fuerzas, desacumula, resta y divide. Esa es la causa por la cual Lenin no defendía utopías, sino el programa mínimo.
Hay varios canta autores que se refieren a la utopía de diversas formas. Viglietti por ejemplo dice, «que ese lugar si es que existe, tendrá que ser como un playo, donde se nivelen todos, la misma tierra pisando». Igualar para abajo parecería ser su gran sueño, aunque eso signifique la pesadilla de todo el mundo.
Aclara dicho cantor que no es de por aquí, ni es este pago el suyo, lo que significa desde el punto de vista de los griegos antiguos, que es un idiota, un hombre que está fuera de los asuntos de la Polis, la ciudad, la política. Un sofista, alguien que no entiende nada y opina.
Utopía en el sentido de la masonería afrancesada quiere decir otra cosa: son sueños incumplidos a realizar. Es un horizonte que se aleja cuando más nos aproximamos, un debe ser.
Desde el punto de vista anarquista lo mejor es entonces querer lo inalcanzable y tienen los anarcos razón cuando dicen: «Seamos realistas, pidamos lo imposible. La imaginación al poder».
Es tan realista que pide lo imposible y ablanda el lomo para recibir el palo.
Utopía puede ser «La ciudad del Sol» de San Agustín, las playas de Samana o «La Nueva Jerusalén», por lo cual defender utopía es defender cualquier cosa que a alguien, en algún lugar, le parezca maravilloso. De eso no se dio cuenta, ni Eduardo Galeano.
El tema pasa por otro lado. Desde que el mundo es mundo y el hombre camina sobre la tierra, hay que creer en el hombre y desconfiar del individuo y vivir la realidad desde un pesimismo práctico, sin perder la esperanza, pero sin hacerse muchas ilusiones.
Ectopía, quiere decir fuera de lugar. Un embarazo ectópico es aquel que ocurre por fuera de la matriz (utéro) y puede ser mortal para la madre.
Tener utopías en la cabeza, vaya y pase, cada cual tiene derecho a tener los ensueños diurnos que se le dé la gana, pero tener ectopías es lamentable y trágico a la vez, porque no deja margen ni siquiera, a los que quieren lo irrealizable.
Si esa utopía es correcta,
por qué entonces tiene tantos traidores.